Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, UBA

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Desde el año 2010 la Argentina cuenta con una Ley Nacional de Salud Mental y Derechos Humanos, la Ley 26.657, que plasma una transformación sustantiva en los procesos de asistencia a la problemática de los padecimientos psíquicos. Esta normativa, de avanzada a nivel internacional, requiere de un proceso de innovación en las políticas y en las prácticas. En este contexto las investigaciones que venimos realizando toman una dimensión sustancial a fin de aportar contribuciones fundamentales en el sentido expuesto por la norma.

Constituimos un Grupo de Estudios a fin de avanzar sobre una lectura innovadora de la problemática de la salud mental y los derechos humanos en la coyuntura actual, proponiendo dos líneas de trabajo que problematizan los viejos y actuales mecanismos de control social presentes en el campo de estudio: por un lado, los históricos procesos de institucionalización y su contracara, la des/institucionalización; y por otro lado, los actuales procesos de medicalización y bio/medicalización. Ambas líneas propuestas se articulan y requieren una profundización necesaria desde el campo de las Ciencias Sociales a fin de establecer situaciones críticas, problematicidades y acontecimientos, con sus potenciales transformaciones en torno a la garantía de los derechos humanos de los usuarios de los servicios de salud mental.

Lo antedicho ubica a la propuesta que presentamos como estratégica para abonar al fortalecimiento de los procesos de transformación del espacio manicomial, pero también como un aporte que permite interpretar el sentido social de estas experiencias a la luz de un contexto de cambio donde los mecanismos de control social duro, históricamente centrados en el manicomio, han dado paso a innovadores procesos de medicalización y bio/medicalización como estrategias de disciplinamiento por fuera de los muros institucionales.

Abordamos la des/institucionalización como una perspectiva ideológica dentro del campo de la salud mental en nuestro país. Es decir, una construcción que no sugiere, simplemente, “una modalidad terapéutica precisa” sino un modo particular en que el abordaje de la salud mental –por fuera de las instituciones de secuestro– es pensado, construido, instituido y legitimado.

Por otro lado, la ramificación de procesos de medicalización y bio/medicalización en el campo de la salud mental constituye un problema actual con dimensiones que abarcan formas de saber y verdad relacionadas con el conocimiento científico-tecnológico incorporando dimensiones económicas y políticas. La medicalización estuvo originalmente vinculada a los estudios del control social, la desviación y la normalización social; pero ya en este siglo se generó la corriente de la biomedicalización (que incorpora la teoría biopolítica y el concepto de biosociabilidades) brindando herramientas metodológicas y algunos elementos teóricos que fortalecen las aproximaciones a objetos empíricos recientes, y que se delinean en función de las transformaciones de la biomedicina y la psiquiatría biológica. Estudios recientes jerarquizan y reconocen la relevancia de investigaciones que no estén centradas en las experiencias anglosajonas, y que puedan dar cuenta de las especificidades de la medicalización en otras regiones, a la luz de la denominada “Globalización de la medicalización”.

Con lo antedicho como plataforma, quienes conformamos este Grupo de Estudios consideramos que existe una vacancia importante y con proyección en el marco de las Ciencias Sociales, que puede ser abordada a través de estudios focalizados en tópicos vinculados a la salud mental (con eje en los procesos de des/institucionalización y los procesos de medicalización y bio/medicalización de la vida) para reflexionar en torno a fenómenos que involucran dispositivos, instituciones, saberes, poderes, profesiones, espacios, tecnologías y normativas de modos no unitarios y siempre en tensión. Todo esto desde la perspectiva de derechos, que atienda a la dinámica de las fuerzas en que se instituyó la Ley Nacional de Salud Mental. Alentamos para ello la incorporación y desarrollo de estudios acerca de investigaciones empíricas o reflexiones teóricas de problemáticas locales (en diálogo con las regionales y globales), tanto actuales como históricas