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Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, UBA

24 de Marzo – Porque las huellas persisten

Son 46 años. Nada más y nada menos que de uno de los mayores horrores que vivió la historia argentina. Nada más, porque todavía sentimos las secuelas del terrorismo de Estado cívico-militar eclesiástico bajo la consigna de la “Doctrina de la Seguridad Nacional” y un período nefasto de violación sistemática de derechos. Porque las huellas persisten, quedan espacios en blanco, sensaciones a flor de piel, y una  “memoria que despierta incesantemente para herir”. Porque el daño y el traumatismo fruto de lo siniestro, de las desapariciones, las torturas, las sustracciones de identidad, el desmantelamiento de proyectos y anhelos  transformadores, operativos clandestinos a la vista de todos sumió a la sociedad argentina en el terror, en el dolor, el desamparo, en la enajenación y la anestesia afectiva. Y por otro lado, nada menos porque a pesar de todo lo acontecido, han transcurrido 40 años de democracia y las consignas de Memoria, verdad y justicia, nunca se debilitaron. La lucha infatigable e irrenunciable de los organismos de derechos humanos ha posibilitado de manera potente recuperar los sentidos perdidos, recomponer ese tejido social deshilvanado y reclamar el fin de la impunidad. A esa lucha fue sumándose el Estado y el diversos grupos y colectivos sociales. Este movimiento que fue gestándose terminó siendo emblemático y pionero en todo el mundo por exigir la libertad, por  luchar por la restitución de derechos y cuidados y reclamar la justa reparación a sus víctimas por el daño vivido. Sólo bajo estos principios y con un Estado que asuma el compromiso de señalar y juzgar a los culpables, perseguir la búsqueda de la verdad y esclarecer lo sucedido,  es que una sociedad  que puede dar lugar a  una elaboración colectiva del horror vivido y a instaurar nuevamente vínculos de confianza y dignidad. Esa potencia transmitida como legado a las generaciones más jóvenes es la que permite  a través de la premisa de reparación seguir reescribiendo la historia y no sólo de las víctimas de lesa humanidad sino de todas aquellas personas a quienes se le han vulnerado sus derechos y libertades.